sábado, 1 de febrero de 2014

Así el dolor no se queda tan dentro.

Coges papel y lápiz y escribes una carta.
Puede ser eterna o puede ser solo una palabra.
Se la escribes a esa persona que se fue, pero no, no la mandas.
La doblas, la acercas a una llama y la quemas.
Se la lleva el viento, y así el dolor, no se queda tan dentro.
3MSC.

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